En 2025, vemos una perspectiva apasionante para los habitantes de Chile interesados en el sector de la construcción. Los bajos costos de los créditos hipotecarios se han convertido en un posible remedio para revitalizar este sector, así lo mencionó Alfredo Echavarría, dirigente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). A pesar de la reciente contracción del sector, la reducción de las cargas de intereses se proyecta como un factor clave para estimular la creación de medios de vida en el país.
En los últimos dos años, la construcción ha experimentado una tendencia a la baja, culminando con una reversión total que se espera en 2024 con cifras negativas, disminuyendo un 0,7%. Esta caída se ha atribuido en parte al proceso de inversión privada, que se basa en créditos hipotecarios. Si antes de este giro privado aumentaría hasta el 6,4% en 2024, manteniendo la estabilidad en 2025 gracias a una base de comparación debilitada.
Varios factores han contribuido a agravar esta crisis, como la escasez de tierras, los problemas con los permisos y la inseguridad jurídica, limitando así el avance de los planes de vida. Sin embargo, la CChC en colaboración con el Ministerio de Agricultura se ha comprometido a establecer un mecanismo para reducir las cargas hipotecarias sin impactar negativamente la base imponible. Esta medida facilitará el acceso a la financiación más viable a los potenciales compradores, fomentando la adquisición de viviendas y, en definitiva, estimulando el crecimiento del sector.
A pesar de la existencia de un exceso de vida sin vender, los precios siguen subiendo debido a la falta de incentivos para reducir la oferta en la industria. Para el año 2025 espera un inventario de más de 44.800 viviendas, significativamente inferior al avance histórico de 58.000 unidades. Reducir montos podría ser el catalizador necesario para reactivar el mercado, permitiendo una mayor rotación de vidas en existencia y facilitando compras a precios más baratos.
Esto es urgente teniendo en cuenta que la superficie autorizada para nuevas construcciones disminuyó un 18,8% respecto al año anterior, alcanzando su nivel más bajo en 32 años. Con menos proyectos nuevos en marcha, la reducción de carga se presenta como una herramienta clave para recuperarse durante este período y asegurar el desarrollo de nuevas iniciativas que satisfagan la demanda de vivienda en el futuro que buscan.